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La luna con su manto encaramado
no ha logrado librarse de la hoguera,
languidece en el llanto de la espera
y presume un final inesperado.
La pena es que la luna tiene helado
el sostén de su seno, blanca esfera
y lo guarda escondido en su quimera
apresada en un haz hipnotizado.
Cautiva y travestida vive sola
escondida arrastrando negra estola,
amargada y perdida de su suerte.
Cabalgando con la pena en una ola
angustiada agitando va su cola
y se encuentra irascible con la muerte.
Stefania Ceruti
28/08/2009